Las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales. Se calcula que anualmente mueren en todo el mundo unas 646.000 personas debido a caídas. De todos estos accidentes mortales, la mayoría se dan en personas mayores de 65 años. ¿Influye entonces la edad en la gravedad de éstos? En parte, el riesgo de sufrir una caída
aumenta considerablemente en la gente mayor, debido a un lógico deterioro físico, sensorial y cognitivo. No obstante, muchas de estas situaciones se podrían evitar fácilmente aplicando una correcta prevención en el día a día.
Las consecuencias que no sabemos
Cada año se producen más de 37 millones de caídas cuya gravedad requiere atención médica. Pese a la importancia del tema, el número de estudios sobre su impacto socioeconómico es muy limitado, a diferencia de todo lo que nos llega sobre los accidentes de tráfico o los accidentes laborales. Muy poco se habla de las graves consecuencias derivadas de una caída:
- consecuencias físicas: fracturas, traumatismos, muerte…
- consecuencias psico-sociales: el miedo a caer de nuevo, la
vergüenza, el llamado Síndrome Postcaída o la depresión… - consecuencias financieras: los costes socioeconómicos derivados de cuidados de larga duración tras caídas han ascendido a los 781 millones de euros en España, lo que representa un 0,07% del PIB.
La importancia de evitar una caída antes de que suceda.
Atendiendo a sus consecuencias, está claro que una caída en una persona mayor casi nunca es «solo una caída». Cada 5 minutos una persona mayor de 65 años acaba en urgencias como consecuencia de una caída. Por ese motivo, es esencial atajar el problema de raíz y evitar esa caída antes de que suceda. Y para ello hay que ser capaz de reconocer los posibles factores de riesgo. Algunos son más obvios que otros, pero es necesario recordarlos cada día para que no bajemos la guardia nunca:
Factores físicos – relacionados con la persona:
- Dificultades con las funciones cognitivas como la atención, la
concentración, la orientación. - La falta de equilibrio.
- El sentimiento de vulnerabilidad por haberse caído antes.
- Mareos cuando se levanta demasiado rápido.
- Disminución de la conciencia y desorientación.
- Incontinencia.
- El deterioro de la audición y la visión.
- Artritis y problemas articulares.
- Desnutrición.
- Dolor crónico…
Factores ambientales – relacionados con el entorno:
Suelos húmedos o resbaladizos tanto en el interior como en el
exterior.
- Zapatos que no ofrecen ni agarre ni estabilidad.
- Muebles inestables sin agarre, alfombras sueltas.
- Inexistencia de puntos de apoyo por la casa, sobre todo en el
baño. - Lugares en la casa o al aire libre que no están suficientemente
iluminados. - El tráfico inestable fuera puede causar estrés y desorientación.
- En el exterior, desniveles en aceras, baldosas sueltas, por
ejemplo.
Prevenir depende de todos
Como apunta la guía de prevención de caídas publicada por Stannah, cerca de un 35% de las personas mayores se caen en casa por lo menos
una vez al año. ¿Cómo podemos revertir estos porcentajes entre todos y todas? Quizás pensemos que si no somos grupo de riesgo no debemos preocuparnos por ello, sin embargo, la prevención de nuestros mayores es un asunto de todos. Es toda una operación que conlleva implementar estrategias preventivas, la capacitación de los adultos mayores y la
creación de entornos más seguros, dentro y fuera de sus casas. Conocer las medidas de prevención de caídas y sus múltiples casuísticas puede salvar vidas.
*Fuente: stannah.es