Cuidan de quien padece una
enfermedad o dolencia crónica.
Administran medicamentos y si es
necesario hablan el personal sanitario en nombre del beneficiario.
Ayudan a la persona en su aseo, en sus actividades diarias, le acompañan en sus salidas, así como en sus visitas a médicos.
Brindan apoyo emocional y cariño. Atentos a los detalles pequeños del día a día.
Se hacen cargo de las tareas del hogar, las comidas o las cuentas de alguien que no puede hacerlo solo.